Don Quijote de la Mancha es una novela que fue escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra a comienzos de 1605, siendo el libro más leído en el mundo, superado solo por la Biblia, y ha sido traducido a más de 100 idiomas. Debido a su gran impacto en los lectores, sigue siendo una de las obras más populares y valoradas de la literatura. 


El libro de Don Quijote de la Mancha narra la historia del hidalgo Alonso Quijano, quien es un lector amante de los libros de caballerías. Él ha leído muchos de esos libros, lo cual hace que pierda la cordura. Un día él decide que quiere ser un caballero como los de sus libros, y se pone una armadura vieja, tomó su caballo al que llamó “Rocinante” y le dice a su vecino Sancho Panza si quiere acompañarlo como escudero, a lo que contesta con una afirmación. Don Alonso se cambia el nombre y decide llamarse Don Quijote; nombre por el que sería conocido luego de salir en busca de aventuras.


Después de haber leído una versión juvenil de ese maravilloso libro, surgen unas curiosas e interesantes preguntas, las cuales pretendo contestar en este ensayo.


¿Qué haría si fuera Don Quijote? Al responder esta pregunta me pongo a pensar, incluso, hasta en mis fortalezas y debilidades. Conociendo la actitud de Don Quijote pienso que si yo fuera él, hubiera sentido un poco de miedo al pensar en salir a explorar el mundo en busca de aventuras como los caballeros que aparecían en los libros que él leía. Debido a eso, hubiera utilizado todos esos libros y cuentos de caballería como una fuente de inspiración para nuevos cuentos e historias. Es decir, me hubiera convertido en un escritor, y probablemente me volvería famoso por escribir grandes obras literarias. La historia de Don Quijote sería completamente diferente si yo fuera él. Este punto de vista puede parecer muy diferente a la historia que se muestra en el libro; sin embargo, tiene algo en común, y es que Don Quijote es el inspirador de grandes autores para escribir otros libros de caballería basados en sus aventuras.


Si saliera en busca de aventuras, ¿qué enemigos combatiría? Aunque Don Quijote confunde lo real con los productos de su imaginación, probablemente yo haría lo contrario. Si fuera uno de los caballeros más valientes de toda España, lucharía por mantener el bienestar del pueblo. Combatiría contra todas esas personas que quebrantan las leyes y ponen en riesgo la salud y la paz del pueblo, por ejemplo los ladrones o cualquier otro tipo de delincuente. Además de combatir contra esos enemigos, velaría por que el pueblo tenga lo necesario para vivir. Sería como un súper caballero. Saldría a buscar aventuras en las que pueda servir a mi pueblo, y lucharía contra todos aquellos malandrines que quieran quitar la paz. 


Demostraría mis características propias de un caballero, entre los cuales están: cortesía, honradez, generosidad y nobleza, porque le estaría sirviendo al pueblo y, por lo tanto demostraría gentileza. Además, debería mostrar mis ideales como caballero, entre los que están: valentía, porque soportaría cualquier circunstancia para servir a las personas necesitadas; humildad, porque aún siendo un caballero muy valiente, derrotando a mis enemigos, siempre debo mostrar humildad hacia mi pueblo, a quienes sirvo; generosidad, porque buscaría el bienestar de mi pueblo, lo que implicaría ser generoso con todas las personas; y finalmente, la lealtad, porque estaría comprometido a defender siempre a mis tierras sin importar las circunstancias.


A pesar de que el libro de Don Quijote de la Mancha parezca, para algunos, un poco infantil o fantasioso, deja buenas lecciones de vida que pueden aplicarse en cualquier momento, ya que son lecciones muy sabias. En el libro que leí de Don Quijote encontré varias frases que, para mí, son esenciales en la obra.


En una parte de la obra, Don Quijote y Sancho salen de la casa de un caballero y en el camino se cruzan con unos hombres que van disfrazados, y Don Quijote dice:


“¿Has notado, Sancho, cuánto se parece el teatro a la vida? Pues en las comedias uno hace de rey y otro hace de mendigo, pero, cuando se acaba la función y los actores se quitan sus ropas, el mendigo y el rey son iguales. Y eso mismo pasa en la vida, donde unos nacen emperadores y otros esclavos, pero, cuando llega la muerte y nos desnuda, todos quedamos iguales en la tumba.
-También dicen que la vida es como el ajedrez -contestó Sancho-, porque, durante el juego, cada pieza hace un oficio distinto, pero, cuando termina la partida, todas se mezclan en una misma bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura”.


En otra escena, cuando Don Quijote vuelve a salir del castillo de los duques, le dice a Sancho:


“La libertad, Sancho, es uno de los dones más preciosos que han recibido los hombres: vale más que todos los tesoros de la tierra y el mar, y por ella conviene arriesgar la vida si es preciso, pues no hay mayor pena en el mundo que ser esclavo de otro o verse cautivo”.


Y por último, cuando Don Quijote está en sus últimos momentos de vida, Sancho, con los ojos llenos de lágrimas, le dice a Don Quijote: 


¡Ay, señor mío -contestó Sancho sin dejar de llorar-, no se muera vuestra merced, sino hágame caso y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir por la tristeza!”. 

Aunque el libro de Don Quijote parezca un fantasiosa por la trama en la que
se desarrolla la obra, siempre deja buenas enseñanzas y lecciones de vida, y eso y muchas características más hacen que la gran obra de Miguel de Cervantes sea tan valiosa para la literatura universal.

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